Mateu Lahoz: "No sé si merezco el Premio APDM, lo agradezco mucho"
La figura del árbitro de fútbol siempre está en el ojo del huracán y la mayoría de las veces, cuando un colegiado destaca, no lo hace precisamente por sus aciertos, sino más bien por sus errores. En esto del arbitraje, como en la mayoría de cosas en la vida, todo es muy subjetivo.
Dejamos a elección del lector si ha sido o el mejor árbitro en los últimos años, pero lo que es innegable es que es el más conocido. Antonio Miguel Mateu Lahoz (Algimia de Alfara, Valencia, 1977) se retiró el pasado verano después de haber dejado huella en el arbitraje no sólo nacional, sino también mundial, durante varias décadas.
Entre los partidos que ha dirigido, destacar la final de la Copa del Rey de 2014 -la que el Real Madrid ganó al Barcelona en Mestalla con aquella famosa carrera de Gareth Bale ante Marc Bartra-, la final de la Champions de 2021 entre el Chelsea y el Manchester City o el encuentro de cuartos de final del Mundial de Catar 2022 entre Argentina y Países Bajos, donde Leo Messi le dedicó un “¿qué mirás, bobo?” a un rival.
Más de 30 años como árbitro -la mitad de ellos en la élite- contemplan a Mateu Lahoz (“Toño” para los amigos), un árbitro tildado de “protagonista” en los terrenos de juego y al que ha incluso se ha acusado de ser “devorado por el personaje”. La pasada campaña, a sus 46 años, desde el Comité Técnico de Árbitros (CTA) lo empujaron a retirarse: a cambio le ofrecieron un puesto en el VAR, pero rechazó la oferta porque sentía que aún tenía cuerda para rato y optó por ser comentarista arbitral en los medios de comunicación (Movistar Plus y Cadena COPE).
Enamorado del fútbol, no del arbitraje
Más que del arbitraje en sí, él es un auténtico enamorado del fútbol, como reconoce en una entrevista a la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid (APDM), en vísperas del premio que esta asociación le ha otorgado en reconocimiento a su trayectoria profesional y que el propio Mateu Lahoz recogerá el próximo lunes 29 de enero en la VIII Gala Anual – Premios APDM en El Beatriz Madrid Auditorio (c/José Ortega y Gasset).
“No sé si el premio es merecido o no, lo que sí sé es que lo agradezco mucho porque es darle forma y sentido para una madre, que no es nada futbolera y ha visto cómo su hijo ha invertido mucho tiempo y mucha energía en esto del fútbol, que es mi pasión. Es darle sentido también a mis hijos, Pau y Marc, que también son unos apasionados por este deporte”, explica en la entrevista Mateu Lahoz, centrado ahora en su nueva faceta de experto arbitral en los medios.
Al valenciano le apasiona tanto el fútbol que, cuando era árbitro en activo, en varias ocasiones no pudo reprimir, dentro del terreno de juego, expresiones de admiración ante una gran parada, un caño o un gol de bella factura. O incluso cuando guiñó el ojo a su madre en un partido, a pie de campo, lo que le costó una buena reprimenda del presidente del Comité de Árbitros de la FIFA, Pierluigi Collina. “Le dije: ‘Mira, Collina, yo te respeto, te aprecio y te admiro, pero yo le guiño el ojo a mi madre porque era una forma de decirle que estaba bien”, apunta al respecto.
“Al principio dejaba jugar mucho”
Un árbitro cuya personalidad ha sido cuestionada, acusado en ocasiones de ser demasiado protagonista y de dar muchas explicaciones a los futbolistas. “¿Que al principio, cuando subí a Primera, dejaba jugar mucho más? Sí, era un inconsciente. Quería ser amable y pensaba que los partidos de Primera eran como los de Segunda RFEF. En Segunda tuve dos partidos nefastos, un Alavés-Xerez y un Valladolid-Alavés, de dejar jugar y comerme penaltis”, confiesa Mateu Lahoz, que debutó en la máxima categoría del fútbol español en septiembre de 2008, en un Sevilla-Sporting de Gijón (4-3).
“Fue la leche, no dormí la noche anterior ni la siguiente. Salto al césped del Sánchez Pizjuán y Manolo Preciado me dice: ‘Sé tú mismo, aquí hay más espacios’. A partir de ahí todo fue sobre ruedas: en mi segundo año pito un derbi madrileño… ¡la bomba! Álvaro Domínguez, con quien guardo una gran relación, me decía lo mismo que Preciado”, recuerda sobre algunos de los mejores momentos en su etapa como árbitro.
Con casi 300 partidos en Primera División, la hoja de servicios de Mateu Lahoz en el arbitraje es extraordinaria, tras haber dirigido encuentros en los Mundiales de Rusia 2018 y Catar 2022, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y en la Eurocopa de 2020.
Entre los encuentros más difíciles que recuerda, un Schalke 04-Steaua de Bucarest (con un Raúl González, que le trató “de cine”, por aquel entonces en las filas del equipo alemán), un Serbia-Escocia de clasificación para la Eurocopa, un Italia-Suecia que le supuso a la Azzurra decir adiós al Mundial o un Ucrania-Gales que le costó un serio disgusto a Mateu Lahoz. “La propia UEFA me hizo creer que hubo un penalti sobre Yarmolenko, cuando se ve perfectamente que hay simulación. A los pocos días me llega un vídeo con las imágenes esclarecedoras, pero hasta entonces estuve bastante jodido”, confiesa el excolegiado. “Lo vi y dije: ‘ya puedo dormir tranquilo’. Por eso los árbitros necesitamos la ayuda de los medios”, añade.
Inicios como árbitro
Echando la vista atrás, Mateu Lahoz recuerda cómo fueron sus inicios en el arbitraje, que le salvó cuando tenía “14 añitos”. “Mi padre falleció en 2001 y por eso empecé a pitar, porque necesitábamos dinero en casa. Era eso o recoger la naranja. Elegí el fútbol porque ganaba el mismo dinero y no pasaba frío, así que lo tenía todo”, explica. Unas labores de árbitro que compaginaba con la faceta de jugador, aunque acabaría decantándose por lo primero.
“En mi pueblo pocas cosas podías hacer, jugar al frontón o ser miembro de la banda municipal. A mí me elegían de los últimos para el fútbol hasta que llegó el peluquero de mi padre, Pascual, que era también entrenador de infantiles y juveniles del Estivella, y para allá que me fui. El Estivella me acogió y desde entonces he conocido un fútbol más estructurado y más táctico. Tuve la suerte de estar en el Valencia sub-15 y sub-17 y también pude haber jugado en el Gimnástico, en Tercera. Conocí entonces a Pepe Miller, Paco Montoliu y Félix Birigay, las tres personas al cargo de los árbitros en la Comunidad Valenciana. Me animaron a arbitrar diciéndome que les gustaba mi forma de ser. Les tengo que dar las gracias a todos ellos”, señala al respecto.
“El arbitraje me ha dado mucho porque me ha permitido viajar a todos los continentes y acercarme a gente que admiro”, entre los que cita a Fernando Torres, Iker Casillas, Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Aparte del nacimiento de mis hijos, el momento más feliz que yo he vivido es el ‘Iniesta de mi vida’. Los periodistas me habéis podido tildar de muchas cosas, entre ellas de hablar demasiado con los jugadores, pero yo cuando iba a un campo de fútbol era feliz”, confiesa.
“Ovejas silenciadas”, “leones en los estadios”
Mateu Lahoz, en su faceta de embajador del fútbol como árbitro internacional -recibió la escarapela FIFA en enero de 2011-, quiere que España sea conocida por el resto de clubes más allá del Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid. “¿Madrid y Barça? Yo les decía ‘Valencia’. Quiero explicar a la gente lo que significa también la Real Sociedad, el Betis, el Athletic de Bilbao, el Cádiz, el Rayo…”, asegura.
“El fútbol español es muy importante porque tiene una trascendencia industrial más allá de lo meramente deportivo”, dice el exárbitro valenciano, que quiere “ayudar al colectivo arbitral a entender que son deportistas y que aman el fútbol, pero también que la sociedad los entienda mejor y sepa facilitarles el camino”. En este sentido, Mateu asegura que el arbitraje necesita “comprensión y empatía”, incluso desde el propio Comité Técnico de Árbitros (CTA), dejando una frase sencillamente demoledora: “Que traten a los árbitros como a personas, como deportistas, que se les dé cariño; que no sean ovejas silenciadas durante la semana y luego pretendan que sean leones en los estadios”.
Mateu, que se despidió del arbitraje en junio de 2023 en un Mallorca-Rayo Vallecano, recuerda cómo una semana antes pitó un Getafe-Osasuna, clave en la lucha por la permanencia en la penúltima jornada de LaLiga 2022/23. “Me dicen desde el CTA después del partido que lo había hecho muy bien, pero me ofrecen el VAR. Si me dais partidos tan importantes… ¿por qué me estáis ofreciendo el VAR? Así que por favor no me digas eso, que somos personas”, apunta.
El VAR
Dentro del panorama nacional, Mateu Lahoz recuerda especialmente dos partidos que arbitró en 2014 como son la final de la Copa del Rey entre Real Madrid y FC Barcelona en Mestalla, así como los encuentros de Liga entre el Barça y el Atlético de Madrid, el último de los cuales (en el Camp Nou) terminó por decantar el título a favor de los rojiblancos. “En el Vicente Calderón me como un penalti muy claro de Godín y tres manos, aunque entonces no había VAR, y en el Camp Nou anulé mal un gol a Messi”.
Sobre la final de Copa en Mestalla hace diez años, asegura: “Pedí a la Federación que permitiera meter en el estadio a veintipico personas, entre familiares y amigos míos; eso sí, pagando las entradas. Porque hasta entonces, y desde 1992, nunca dejé que ningún familiar ni ningún amigo viniera a verme como árbitro. La Federación accedió y yo no pude reprimirme y los saludé. Era la primera vez que vivía algo así: era una responsabilidad tan grande que me dije a mí mismo: ‘Toño, tienes que hacerlo bien porque estás rodeado de barcelonistas y madridistas que saben quiénes son tus familiares y amigos”.
Así es Mateu Lahoz, un árbitro diferente que sigue luchando -y seguirá luchando- por ayudar al colectivo arbitral. Y para ello también necesita ver la mejoría del VAR, un sistema implantado en nuestra liga en la temporada 2018/19, que necesita una notoria mejoría, como reclama Mateu. “Tú tienes que decidir en un instante decides. Para la industria del fútbol es sencillamente increíble disponer del VAR porque ese instante ya no es existe. Pero lo que tampoco podemos hacer es distorsionar el fútbol, hay que hacerlo bien”, señala el excolegiado valenciano, que defiende lo explícitamente abierto que ha sido en un terreno de juego a la hora de aplaudir una buena acción.
“¿Cómo un árbitro no va a decir ‘qué parada, qué caño o qué golazo’. Permíteme que te diga que no estás faltando al respeto a nadie, sólo disfrutando del fútbol. Y yo soy árbitro porque me gusta el fútbol; sin embargo, desgraciadamente, hay árbitros que han dejado de creer en el futbol y eso es lo que tenemos que cambiar”, finalizó Antonio Mateu Lahoz en la entrevista a la APDM.
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